Si hay algo que nos has marcado de esta pandemia, es no poder abrazar y besar a los que más queremos. Y esto es lo trágico de esta “guerra”: los besos no dados, los abrazos aplazados y las caricias perdidas. Pero esto pasará y correremos de una punta hasta la otra de la playa descalzos y vestidos al estilo ibicenco para darnos un beso de esos que derriban miedos.
Os dedicamos esta reflexión gráfica, porque por ahora un metro puede salvarnos, pero esperemos que del amor nadie nos salve.